Te Deum: Dios cambia el mundo a través de pequeños gestos de amor

Última modificación: jue 31 mar 2022 p.Â m. p.Â m.8 16:16

Después de haber creado una sorpresa al ir a una parroquia romana para asistir, como simple fiel, al funeral de un amigo de 95 años que murió ayer, el Papa Francisco concluyó el año como lo hace cada 31 de diciembre con la celebración de las Primeras Vísperas de la Solemnidad de Santa María Madre de Dios y el Te Deum en la Basílica de San Pedro, en acción de gracias por el año pasado.

En su homilía, Francisco advirtió contra la tentación de encerrar a Dios en el templo. Dios "habita en medio de su pueblo", subrayó. "Su fidelidad es concreta, está cerca de la existencia diaria de sus hijos", remarcó Francisco, subrayando que en el Evangelio, "cuando Dios quiere hacer nuevas todas las cosas a través de su Hijo, no comienza en el templo, sino en el vientre de una pequeña y pobre mujer".

El Papa señaló el carácter extraordinario de esta elección de Dios, que "no cambia la historia a través de los hombres poderosos de las instituciones civiles y religiosas, sino de las mujeres de la periferia del imperio, como María", o Isabel, aunque se la conozca como una mujer estéril.

La Palabra de Dios encarnada en la vida diaria de la gente de Roma

El obispo de Roma se preguntó entonces sobre la grandeza y las paradojas de su ciudad, que permanece bajo la mirada de Dios a pesar de todas las dificultades de la vida. "Roma no es sólo una ciudad complicada, con muchos problemas, con desigualdades, corrupción y tensiones sociales. Roma es una ciudad en la que Dios envía su Palabra, que se arraiga por medio del Espíritu en los corazones de sus habitantes y les empuja a creer, a esperar a pesar de todo y a amar luchando por el bien de todos", señaló Francisco.

Unas horas antes del cambio de año, el Papa animó a la gente de su diócesis. "Pienso en tantas personas valientes, creyentes y no creyentes, que he conocido durante estos años y que representan el corazón palpitante de Roma. Verdaderamente Dios nunca ha olvidado cambiar la historia y el rostro de nuestra ciudad a través de la gente de los pequeños y pobres que viven allí", dijo Francisco. Con todos ellos, "dar testimonio de la nueva vida del Evangelio es un servicio de amor que cambia la realidad", el obispo de Roma insistió en dar la bienvenida a la alcaldesa de la ciudad, Virginia Raggi, al final de este momento litúrgico, que en general no es bien conocido a nivel internacional, pero al que el pueblo de Roma está muy apegado.

Y para su última aparición pública de 2019, al final de la celebración, el Papa Francisco se trasladó a la Plaza de San Pedro para visitar el pesebre que se ha instalado allí desde la primera semana de Adviento. Con sus habituales buenos modales, y visiblemente encantado por estas oportunidades de contacto directo, se dedicó a muchos intercambios con los peregrinos presentes, prestando especial atención a los niños.

Origen: Vatican News