Misa de la Epifanía: El Papa Francisco recuerda el significado de la adoración

Última modificación: jue 31 mar 2022 p.Â m. p.Â m.0 16:16

En este Día de la Epifanía (celebrado en el Vaticano y en Italia en la fecha fijada del 6 de enero, y no en el primer domingo de enero como en Francia), el Papa Francisco centró su homilía en el significado del verbo "adorar", invitándonos así a seguir a los Reyes Magos en su sinceridad y humildad hacia Jesús.

"Si perdemos el sentido de la adoración, perdemos el sentido del viaje de la vida cristiana, que es un viaje hacia el Señor, no hacia nosotros", advirtió Francisco. "Este es el riesgo contra el que el Evangelio nos advierte, presentando, junto a los Reyes Magos, personajes que no son capaces de adorar."

Este es el caso del rey "Herodes, que usa el verbo adorar, pero con una falsa intención", pidiendo a los Reyes Magos que le digan el lugar de nacimiento de Jesús, con el pretexto de poder venir a adorarlo. "En realidad, Herodes sólo se adoraba a sí mismo", recordó el Papa. Esto muestra que "el hombre, cuando no adora a Dios, es llevado a adorarse a sí mismo. E incluso la vida cristiana, sin adorar al Señor, puede convertirse en un medio refinado para afirmarse a sí mismo y a su talento", advirtió.

Otro contra-ejemplo es el ofrecido por "los jefes de los sacerdotes y los escribas del pueblo". Le señalan a Herodes, con extrema precisión, dónde nacería el Mesías: en Belén de Judea. Conocen las profecías y las citan con precisión. Saben a dónde ir, pero no van allí", dijo el Papa, antes de lanzar este desafío: "En la vida cristiana no basta con saber: sin salir de uno mismo, sin encontrarse, sin adorar, no se conoce a Dios. La teología y la eficacia pastoral sirven de poco o nada si no se doblan las rodillas; si no se hace como los Reyes Magos, que no sólo fueron sabios organizadores de un viaje, sino que caminaron y adoraron".

La adoración, un estándar de sinceridad y humildad en la fe

"A principios de año, redescubramos la adoración como un requisito de la fe. Si sabemos arrodillarnos ante Jesús, superaremos la tentación de seguir caminando por nuestra cuenta. "Adorar, de hecho, es lograr un éxodo de la mayor esclavitud, la de uno mismo. Adorar es poner al Señor en el centro para no estar centrado en nosotros mismos. Es poner las cosas en su lugar, dejando a Dios en primer lugar".

"Adorar es hacerse pequeño en presencia del Altísimo, descubrir ante Él que la grandeza de la vida no consiste en tener, sino en amar", explicó el Obispo de Roma. Adorar es redescubrirnos como hermanos y hermanas ante el misterio del amor que supera toda distancia: es sacar el bien de la fuente, es encontrar en lo cercano a Dios el coraje para acercarse a los demás. Adorar es callar ante la Palabra divina, aprender a decir palabras que no hieran, pero que reconforten".

Estar en una dinámica de amor, siguiendo los pasos de los Reyes Magos

"Adorar es un gesto de amor que cambia la vida", explicó Francisco, detallando el simbolismo de las ofrendas de los Reyes Magos a Jesús. Es hacer como los Reyes Magos: es llevar oro al Señor, decirle que nada es más precioso que él; es ofrecerle incienso, decirle que sólo con él nuestra vida se eleva hacia arriba; es presentarle la mirra, con la que se ungieron los cuerpos heridos y mutilados, prometerle a Jesús ayudar a nuestro prójimo marginado y sufriente, porque allí está presente".

"Muchos cristianos que rezan no saben adorar", advirtió Francisco. "Encontremos tiempo para la adoración en nuestros días y creemos espacios para la adoración en nuestras comunidades. Adorando, nosotros también descubriremos, como los Reyes Magos, el significado de nuestro viaje. Y, al igual que los Reyes Magos, experimentaremos "una gran alegría", concluyó el Santo Padre.

Origen: Vatican News