Rezar es hacer que el corazón esté disponible para la visita de Dios

Última modificación: jue 31 mar 2022 p.Â m. p.Â m.36 15:57

Durante la audiencia general del miércoles 13 de mayo de 2020, celebrada en la biblioteca del Palacio Apostólico, el Papa continuó su ciclo de catequesis sobre la oración.

"La oración pertenece a todos, a los hombres de todas las religiones, y probablemente también a los que no profesan ninguna", explicó el Papa al principio, en la víspera del día 14 de mayo, durante el cual se invitará a los creyentes de todas las religiones del mundo a rezar en el contexto de la pandemia del coronavirus, antes de volver a los detalles de la oración cristiana.

"La oración nace en el secreto de nosotros mismos, en ese lugar interior que los autores espirituales suelen llamar "el corazón"", explicó Francisco, usando palabras del Catecismo de la Iglesia Católica. La oración, por lo tanto, vincula todas las dimensiones de nuestro ser más profundo. "Las emociones oran, pero no podemos decir que la oración es sólo una emoción. La inteligencia reza, pero rezar no es sólo un acto intelectual. El cuerpo reza, pero se puede hablar con Dios incluso en la más grave discapacidad. Por lo tanto, es todo el hombre el que reza, si reza con su "corazón", insistió el Papa.

Una dinámica relacional y amorosa

La oración es un impulso que evoca "la nostalgia de un encuentro" y una dinámica de conexión entre el "Yo" y el "Tú". Esta dilatación del corazón que el cristiano experimenta cuando reza se abre así a una relación, y no a un repliegue sobre sí mismo. Dios quiso entrar en una relación con cada uno de nosotros, y "el cristianismo es la religión que celebra continuamente la "manifestación" de Dios, es decir, su epifanía. Las primeras fiestas del año litúrgico son la celebración de ese Dios que no permanece oculto, sino que ofrece su amistad a los hombres", a través de la inscripción de Jesús en la historia humana.

"El cristianismo ha desterrado del vínculo con Dios cualquier tipo de relación "feudal"", explicó Francisco, recordando que la relación entre Dios y los hombres nunca debe ser de "sometimiento", "esclavitud" o "vasallaje", sino que, por el contrario, el patrimonio espiritual cristiano evoca dulces palabras para evocar esta relación: "alianza", "amistad", "promesa", "comunión" o "cercanía".

Dios nos ama sin condiciones previas

"Dios es el amigo, el aliado, el cónyuge", y en el "Padre Nuestro" Jesús nos enseñó a dirigir toda una serie de peticiones al Padre. Así que podemos pedirle a Dios todo, contarle todo. Aunque nos sintamos defectuosos, aunque hayamos sido infieles, "Él sigue amándonos bien". Jesús lo demostró en su amor incondicional por sus discípulos en la noche de la última cena, aunque sabía que sería traicionado.

Así que Dios está esperando que le abramos la puerta de nuestros corazones. "A veces llama a la puerta del corazón pero no es invasivo: espera", tiene la ternura y la paciencia "de un padre y una madre". El "núcleo incandescente" de la oración cristiana se dirige, por tanto, hacia un "Dios de amor, nuestro Padre que nos espera y nos acompaña", concluyó Francisco.

Origen: Vatican News