Ejercicios Espirituales: Escuchar a Dios es una experiencia profética

Última modificación: jue 31 mar 2022 p. m. p. m.46 16:05

Los Ejercicios Espirituales del Papa y de la Curia Romana tendrán lugar en Ariccia, al sur de Roma, desde este domingo hasta el 6 de marzo. Entrevista con el Padre Pietro Bovati, jesuita y biblista que dirigirá las meditaciones.

Entrevista de Amedeo Lomonaco - Ciudad del Vaticano

"el arbusto se quemó sin quemarse. (Éxodo 3:2)" - El encuentro entre Dios y el hombre a la luz del Libro del Éxodo, el Evangelio de Mateo y la oración de los Salmos es el tema de los ejercicios espirituales cuaresmales del Papa y de la Curia Romana en la Casa del Divino Maestro en Ariccia. El Padre jesuita Pietro Bovati, secretario de la Pontificia Comisión Bíblica, dirigirá las meditaciones. El biblista jesuita explica el itinerario de estos ejercicios espirituales:

R. - El tema del retiro tiene que ver con la experiencia de Dios, representada por el encuentro de Moisés con la zarza ardiente y la escucha de la Palabra que sale de esa zarza, del fuego. La Palabra que ilumina la vida de los hombres y mujeres y les dicta el camino de la vida. Los ejercicios espirituales son, fundamentalmente, una ayuda para este encuentro personal del alma con Dios. La tarea del guía espiritual es fomentar este encuentro de cada uno con Dios para escuchar, de manera personal, la Palabra del Señor. Sólo él puede dar a cada persona indicaciones que son a la vez normativas y consoladoras.

¿Cuál es el itinerario de los Ejercicios Espirituales?

R. - La forma en que pensé fue hacer que todos escucharan la Palabra de Dios, entregada en las Sagradas Escrituras, siguiendo el itinerario de los profetas: escuchar a Dios en la oración es, en efecto, una experiencia profética. Esto es precisamente lo que Moisés sintió cuando escuchó la voz de Dios. Y lo mismo que Jesucristo, que a lo largo de su vida manifiesta que habla porque es Dios. A continuación, revisamos algunos textos de las Escrituras que muestran cómo Moisés y Cristo se disponen a escuchar la Palabra de tal manera que ayudan a sus hermanos y hermanas en una experiencia profética.

¿Serán la profecía y la oración el centro de estos ejercicios espirituales?

R. - El tema de la oración y de la profecía guiará el itinerario que trataré de proponer siguiendo, esencialmente, algunos textos del libro del Éxodo y algunos pasajes del Evangelio de Mateo, para expresar también lo que es un poco el dinamismo de la Cuaresma: durante la Cuaresma se nos invita a recorrer, espiritualmente, el camino del pueblo que, del desierto a la montaña de Dios, a la experiencia pascual.

Así que será un viaje a la luz de la Palabra de Dios...

R. - Esto es esencialmente lo que trataré de hacer, abordando ciertos temas como la vocación, la resistencia a la gracia de Dios y mostrando luego algunas de las tareas que se confían en particular a los que en la comunidad tienen funciones de responsabilidad. Para concluir con esta consoladora experiencia de la presencia de Dios cerca del hombre, que lo sigue, lo conduce y lo transforma en una persona capaz de irradiar la luz de Dios.

La escucha de la Palabra de Dios es el paso fundamental para un encuentro personal con Jesús y para una auténtica experiencia profética...

R. - Veo que la oración se interpreta a menudo como una conversación, una expresión del alma a Dios. Es una dimensión de la oración, pero su dimensión más profunda y auténtica es la del hombre que habla con el Señor y dice: tu siervo te escucha. Es el momento en que Moisés entra en la tienda y Dios le habla como un hombre lo hace con su amigo. Esta familiaridad con la escucha de Dios es una experiencia profética. En este encuentro, conocemos la voluntad de Dios, escuchamos lo que dice que es bueno. Y, en consecuencia, coloca al hombre en esa dimensión de obediencia, fidelidad, fe que constituye la auténtica experiencia religiosa. Esto es lo que el hombre debe tratar de vivir en la oración. No lo interprete simplemente como una petición, o como una recitación de palabras que él dirige a Dios. Lo primero fundamental es escuchar: "Escuchad su voz hoy, no endurezcáis vuestros corazones como lo hicisteis en el desierto".

El hombre que vive en la oración escucha la Palabra de Dios. ¿Cómo puede el Señor hablarnos como lo hizo con Moisés?

R. - Pensamos que la experiencia de Moisés es una experiencia bastante extraordinaria, como la de los profetas, la de Jesucristo y también la de los primeros apóstoles. Pero eso no es cierto. El propósito de estas historias es contarnos lo que realmente sucede cuando el hombre se dispone a orar y recibe el Espíritu. Es decir, está dispuesto a ser capaz de recibir esta Palabra íntima que el Señor dirige a cada uno en su corazón. Esta es la experiencia pentecostal de cada creyente. Es la experiencia auténtica que permite al hombre entrar en una relación personal con Dios.1

¿Cómo se puede fomentar esta relación?

R. - Recibir la Palabra profética, es decir, la misma Palabra de Dios que fue entregada en las Escrituras y tratar de asimilarla porque Dios nos habla a través de los profetas, nos habla a través de su Palabra. Y es una palabra llena de espíritu, sin fecha. Una palabra que nos llega hoy porque cada palabra inspirada es útil para decirnos lo que Dios quiere en nuestras vidas.

La Palabra nos llega hoy, en nuestras vidas, pero también arroja luz sobre el significado de la historia, el significado de los tiempos...

R. - Nos ayuda a entender e interpretar el significado de la historia, que no es sólo una visión teórica y general. Nos ayuda a ver la historia tal y como se desarrolla hoy en día en el presente. Y nos permite no sólo vivir adecuadamente lo que Dios quiere de cada uno de nosotros, sino también hacer de nosotros un instrumento de luz, guía y estímulo. Testificar para nuestros hermanos y hermanas, para que seamos esa lámpara, luz y levadura que el Señor quiere para su Iglesia. Para los que tienen responsabilidades eclesiales, esto me parece de extraordinaria importancia.

La presencia del Papa y la Curia también será una fuente especial de inspiración para usted...

R. -También hay casi una sensación de asombro de estar en esta situación. Pero mi humilde tarea como hermano es transmitir esta experiencia religiosa que he sacado de la escucha de la Palabra de Dios y dar un poco de ayuda, un poco de inspiración para la oración para que uno pueda experimentar esta belleza, esta profundidad, esta verdad de la Palabra de Dios. Una palabra que nos conmueve profunda y personalmente.

Palabras iluminadas y nuevos corazones. Este es el vínculo fundamental...

R. - Es la Palabra de Dios la que, en cierto sentido, tiene esta función de ablandar los corazones, de renovarlos desde dentro, de hacer que el corazón sea cada vez más capaz de esa profundidad espiritual y luego de esa ternura, esa misericordia, esa compasión que sabemos que es el corazón mismo de la revelación de Dios para la humanidad: salir a su encuentro para ayudarles, hacerles cada vez más capaces de acoger el misterio de la vida en su plenitud escatológica.

Origen: Vatican News

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