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Misa de Navidad: el Papa nos invita a para dejarse envolver por la ternura de Jesús

Última modificación: jue 31 mar 2022 p. m. p. m.0 16:17

 


 

 

 

El Papa Francisco presidió la misa de Nochebuena este martes por la noche en la Basílica de San Pedro.

De acuerdo con una costumbre establecida por su predecesor Benedicto XVI, el Papa Francisco presidió una "Misa de Medianoche" a las 9:30 p.m. el martes 24 de diciembre de 2019, en la Basílica de San Pedro. Esta celebración, que todavía goza de una amplia cobertura televisiva en todo el mundo, fue concelebrada por la mayoría de los líderes de la Curia Romana.

En su homilía, el Papa Francisco volvió a los textos propuestos por la liturgia en esta noche de Navidad, resaltando la gratuidad del amor de Dios, ofrecido a la humanidad a través del nacimiento de Jesús. "Esta noche el amor de Dios se nos mostró: es Jesús. En Jesús, el Altísimo se hizo pequeño, para ser amado por nosotros. En Jesús, Dios se hizo niño, para ser abrazado por nosotros", y esto con toda gratuidad: "no hemos hecho nada para merecerlo y nunca podremos recompensarlo".

El amor de Dios no depende de nuestros méritos

"Dios no te ama porque pienses y te comportes bien; te ama y eso es todo. Su amor es incondicional, no depende de ti. Puede que tengas ideas erróneas, que hayas creado situaciones muy complicadas, pero el Señor no renuncia a amarte", explicó el Papa Francisco.

"La gracia de Dios ha aparecido" para todos, sin discriminación: "En lo bueno y en lo malo, en la salud y en la enfermedad, felices o tristes, a sus ojos nos vemos hermosos: no por lo que hacemos, sino por lo que somos. Hay en nosotros una belleza indeleble, intangible e irreprimible que es el núcleo de nuestro ser. Hoy Dios nos recuerda esto, tomando amorosamente nuestra humanidad y haciéndola suya, "casándose" para siempre," dijo el Obispo de Roma.

Un regalo ofrecido a todas las personas

"La gran alegría anunciada esta noche a los pastores es para todo el pueblo", explicó el Papa. Entre estos pastores, que ciertamente no eran santos, también estamos nosotros, con nuestras debilidades y debilidades. Como los llamó, Dios también nos llama, porque nos ama. Esta noche el amor ha vencido al miedo, una nueva esperanza ha aparecido, la dulce luz de Dios ha superado la oscuridad de la arrogancia humana."

Así que la única responsabilidad que tenemos directamente es saber cómo "aceptar el regalo". "Antes de ir a buscar a Dios, dejemos que nos busque. No empecemos por nuestras habilidades, sino por su gracia, porque él es Jesús, el Salvador. Miremos al Niño y dejémonos envolver por su ternura. Ya no tendremos excusas para no dejarnos amar por Él: lo que en la vida va mal, lo que en la Iglesia no funciona, lo que en el mundo no funciona ya no será una justificación. Ocupará el segundo lugar, porque ante el loco amor de Jesús, un amor que es todo dulzura y cercanía, no hay excusas", dijo el Papa.

Francisco también invitó a todos a invertir en el don, en la dinámica abierta por Dios que entregó a su Hijo a la humanidad. "Nosotros cambiamos, la Iglesia cambia, la historia cambia cuando empezamos a no querer cambiar a los demás, sino a nosotros mismos, haciendo de nuestra vida un regalo".

Recibir el regalo nos permite darnos a nosotros mismos...

"Jesús nos lo muestra esta noche: no cambió la historia forzando a alguien o con palabras, sino con el don de su vida", dijo el Papa. No esperó a que nos hiciéramos buenos para amarnos, sino que se entregó libremente a nosotros. Nosotros tampoco esperamos a que nuestro prójimo se haga bueno para hacerle el bien, a que la Iglesia sea perfecta para amarlo, a que los demás nos consideren para servirles. Comencemos primero. Esto es dar la bienvenida al don de la gracia. Y la santidad no es nada menos que mantenerla libre".

Francisco habló entonces de una leyenda tradicional, que no se encuentra en los relatos canónicos, pero que muestra la dinámica generada por el nacimiento de Jesús. Se trata de un pastor muy pobre que vino a ver a Jesús sin un regalo que ofrecer. Esta historia muestra a José y María que, casi avergonzados por la afluencia de regalos, pusieron a Jesús en los brazos de este pastor que vino con las manos vacías. "Este pastor, al darle la bienvenida, se dio cuenta de que había recibido lo que no merecía, tener en sus brazos el mayor regalo de la historia", dijo Francisco. Miró sus manos, esas manos que siempre le parecieron vacías: se habían convertido en la cuna de Dios. Se sintió amado y, superando su vergüenza, comenzó a mostrar a Jesús a los demás, porque no podía guardarse el regalo de los regalos para sí mismo".

Al final de su homilía, el Papa desafió a todos: "Querido hermano, querida hermana, si tus manos parecen vacías, si ves tu corazón pobre de amor, esta noche es para ti. La gracia de Dios ha aparecido para brillar en tu vida. Dale la bienvenida y la luz de la Navidad brillará en ti".

Como es la tradición, Francisco puso al Niño Jesús en el pesebre dentro de la basílica. Estaba rodeado en procesión por niños de Irak, Kenia, Uganda y Filipinas, que representaban principalmente a las naciones visitadas por el Papa o a las que planea visitar.


Origen: Vatican News



 

 

 
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