San Teodulfo o Thiou nació en el siglo VI. Su caridad natural, que le hacía protector de todas las debilidades, le hacía particularmente aficionado a nuestros hermanos inferiores: las bestias.
Realizó muchos milagros cuando las enfermedades epidémicas destruyeron los rebaños; y los animales enfermos, como si fueran guiados por una mano invisible, acudieron al que los bendijo y sanó.
Desde su muerte, el pueblo ha seguido invocándolo para la curación de los animales domésticos.
INVOCACIÓN:
Señor Dios nuestro, derrama tu bendición sobre los bienes temporales que hemos obtenido de tu bondad. Que tu protección se extienda a todas tus criaturas, y en particular a nuestros animales domésticos, que te recomendamos por intercesión de San Teodulfo, tu bendito servidor. Por Nuestro Señor Jesucristo. Que así sea. San Teodulfo, que diariamente sana a hombres y animales recomendados a tu intercesión, ruega por nosotros.
ORACIÓN:
¡Y tú, dulce Jesús! También te pido humildemente que llenes mi corazón con tu inefable amor y tu preciosa memoria: para que siempre se consuma con la dulzura de tu amor, y que los placeres terrenales no puedan apagarlo allí. Que así sea.
Los santos son criaturas divinas de diferentes categorías: Ángeles y Arcángeles, Querubines y Serafines, Patriarcas y Matriarcas, Profetas y Mártires, Apóstoles y Evangelistas, Laicos y Sacerdotes comprometidos, Obispos y Papas, Héroes y Heroínas de la fe, Vírgenes y Doctores de la Iglesia, Beatificados del Señor...
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