San Guido se invoca contra las epidemias, para protegerse del contagio y principalmente del sarampión.
San Guido, también llamado pobre Anderlecht, nació cerca de Bruselas de padres pobres pero virtuosos que lo educaron en las prácticas piadosas de la religión cristiana.
Cuando era niño, estaba lleno de sabiduría y virtudes. Su vida fue difícil y aislada de grandes penitencias autoimpuestas. Murió en el año 1012. Los milagros y las curaciones que tuvieron lugar en su tumba fueron brillantes.
INVOCACIÓN:
Señor, que te has dignado advertir al Beato Guido, tu servidor de la dulzura de tu gracia, has puesto una corona de gloria en su cabeza y nos lo has dado como un poderoso intercesor. Que ruegue por nosotros y nos obtenga, junto con la salud del cuerpo, la gracia de alabarte y amarte eternamente. Por Nuestro Señor Jesucristo. Que así sea. San Guido de Anderlecht, sé propicio para nosotros contra todo contagio y concede curación a los enfermos de sarampión.
ORACIÓN:
Dios mío, soy un pobre pecador, incapaz por mí mismo de santificar tu adorable nombre; pero tu Hijo vino para darlo a conocer y venerar en la tierra: haz que toda criatura obedezca su palabra y siga sus mandamientos. Que así sea.
Los santos son criaturas divinas de diferentes categorías: Ángeles y Arcángeles, Querubines y Serafines, Patriarcas y Matriarcas, Profetas y Mártires, Apóstoles y Evangelistas, Laicos y Sacerdotes comprometidos, Obispos y Papas, Héroes y Heroínas de la fe, Vírgenes y Doctores de la Iglesia, Beatificados del Señor...
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