Oración para la protección de Dios y sus Santos Ángeles protección contra los malos espíritus, la brujería, la magia, los portadores de enfermedades, el contagio, la contaminación, las epidemias y los peligros

Modificado : sáb 13 nov 2021 a. m. a. m.4 08:56 (UTC +1)

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Inspirado en el Salmo 91

Permanezco bajo el amparo del Altísimo, descanso a la sombra del Todopoderoso. Dije al Señor: Mi refugio y mi baluarte, mi Dios en quien confío. Jesús protégeme de los malvados, protégeme de los hombres malos y protégeme de los espíritus malignos. Señor Jesús, vela por mí; me pongo bajo tu protección, bajo tu guardia personal. Tú eres mi seguridad, contigo estoy a salvo, no tengo nada que temer, no tengo nada que temer. Porque eres tú, Señor, mi Dios, quien me libra de la trampa del cazador,

La peste y sus estragos. Eres tú, oh mi Dios fuerte y poderoso, mi Dios omnipotente, quien me librará de las asechanzas del diablo y de las asechanzas de los hombres, de cualquiera que quiera engañarme para destruirme, de cualquiera que quiera mi pérdida y mi desgracia. Líbrame del demonio, el enemigo de mi alma, y de sus ardides, sus artimañas y sus trampas, porque es el enemigo terrible y temible del que todo hombre debe cuidarse, y sin ti Jesús no puedo hacer nada contra él, pero contigo Jesús tengo la victoria sobre él y lo alejo de mí en el nombre de Jesús, y lo resisto y debe huir.

Me cubrirás con tus plumas y encontraré refugio bajo tus alas; tu fidelidad es un escudo y una coraza para mí. No temeré los terrores de la noche, ni la flecha que vuela de día, ni la peste que camina en la oscuridad, ni la peste que golpea al mediodía. Jesús me proteges de la contaminación en el aire y en el agua y donde quiera que sea, no seré contaminado, en el nombre de Jesús, los virus y las bacterias y todos los agentes de contaminación no encontrarán acceso en mí, mi cuerpo les está prohibido en el nombre de Jesús, estoy convertido por la sangre de Jesús y por el Espíritu del Señor Jesús.

Que caigan mil a mi lado, y diez mil a mi derecha, y no seré herido; sólo con mis ojos veré, y veré la recompensa de los impíos. Porque tú eres mi refugio, Señor. He hecho del Altísimo mi refugio. Ningún mal me sobrevendrá, ni ninguna plaga se acercará a mi tienda.

Porque mandarás a tus ángeles que me guarden en todos mis caminos; me llevarán en sus manos, para que mi pie no tropiece con una piedra.  Oh Dios, deja que tus santos ángeles, los ángeles que te sirven, oh Dios, los ángeles que te son fieles y te aman y me aman también, luchen contra los enemigos de mi alma, y los repelan, y me protejan, y me defiendan contra el maligno. Que tus ángeles vigilen para que no me ocurra ningún mal: ningún accidente para mí, ninguna tragedia, ningún incendio en mi casa, ningún mal que venga de la fuente como la palabrería de los hombres contra mí o las cosas del género, en el nombre de Jesús. Pisaré al león y a la serpiente, pisotearé al león joven y al dragón, es decir, a mi enemigo Satanás el diablo y a todos sus pequeños espíritus malignos.
Me has dicho, Señor, y te creo: Puesto que te amo, me librarás; me protegerás, puesto que conozco tu nombre. Te llamo, y me respondes; me prometiste estar contigo en todo momento de angustia, y me librarás y me glorificarás. Me alimentarás y saciarás muchos días, y me mostrarás tu salvación. Has salvado mi alma y me preservarás de toda destrucción espiritual y física. Gracias, mi Dios, gracias, Jesús, gracias, mi Padre celestial. Amén. 

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