Señor, que siempre nos llamas a la conversión y a la reconciliación,
Mira a tu Iglesia, herida por el comportamiento de algunos de sus ministros,
Mira el sufrimiento de sus víctimas,
Mira la fidelidad de tantos sacerdotes que ejercen su ministerio día tras día,
Mira a los bautizados tentados por el desaliento y el abandono, y a los que quieren mantener su fe en ella.
Ten piedad de todos ellos,
y danos la fuerza para seguir adelante con confianza y humildad.
Dios Padre nuestro, escucha la oración de tus hijos que te suplican y necesitan tu ayuda; por tu Hijo Jesús, nuestro Salvador, Amén.
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